22 de julio | Día Mundial del Cerebro.

Uno de los descubrimientos neurocientíficos más importantes del siglo XXI es que el desarrollo del cerebro humano continúa hasta la tercera década de la vida. Aunque el cerebro comienza a acercarse a su tamaño adulto completo alrededor de los diez años, atraviesa un período de maduración prolongado que se extiende durante la adolescencia y hasta bien entrada la adultez.

Gran parte del conocimiento actual sobre el desarrollo del cerebro proviene de estudios de neuroimagen, que muestran cómo la estructura y función del cerebro cambian con el tiempo a diferentes edades.

En marzo de 2023, un grupo de investigadores estadounidenses publicó los resultados de un estudio en la revista sobre neurociencia Nature Neuroscience. Su estudio consistía en la estimulación eléctrica de la corteza cerebral en 74 pacientes, que tenían entre 4 y 64 años, con el objetivo de medir la velocidad de transmisión neuronal durante la vida temprana y observar cómo cambiaba a lo largo de la adultez. La transmisión neuronal es un proceso fundamental en el sistema nervioso que permite la comunicación entre las neuronas.

El cerebro humano es un órgano situado dentro de la cabeza y protegido por el cráneo. Su función principal es regular todas las funciones vitales del cuerpo y está compuesto por miles de millones de células nerviosas. Este órgano controla el pensamiento, el aprendizaje, la resolución de problemas, la memoria, el habla, la lectura y la escritura, entre otras funciones mentales.

El cerebro está dividido por dos fisuras longitudinales que resultan en dos hemisferios: el derecho y el izquierdo. El hemisferio derecho es responsable de controlar los músculos del lado izquierdo del cuerpo, mientras que el hemisferio izquierdo controla los músculos del lado derecho.

Cada hemisferio del cerebro está compuesto por cuatro lóbulos, delimitados por grandes surcos o cisuras: lóbulo frontal, lóbulo parietal, lóbulo temporal y lóbulo occipital.

Uno de los descubrimientos neurocientíficos más importantes del siglo XXI es que el desarrollo del cerebro humano continúa hasta la tercera década de la vida. Aunque el cerebro comienza a acercarse a su tamaño adulto completo alrededor de los diez años, atraviesa un período de maduración prolongado que se extiende durante la adolescencia y hasta bien entrada la adultez.

Gran parte del conocimiento actual sobre el desarrollo del cerebro proviene de estudios de neuroimagen, que muestran cómo la estructura y función del cerebro cambian con el tiempo a diferentes edades.

En marzo de 2023, un grupo de investigadores estadounidenses publicó los resultados de un estudio en la revista sobre neurociencia Nature Neuroscience. Su estudio consistía en la estimulación eléctrica de la corteza cerebral en 74 pacientes, que tenían entre 4 y 64 años, con el objetivo de medir la velocidad de transmisión neuronal durante la vida temprana y observar cómo cambiaba a lo largo de la adultez. La transmisión neuronal es un proceso fundamental en el sistema nervioso que permite la comunicación entre las neuronas.

  1. Etapa sensoriomotora (desde el nacimiento hasta los 2 años): durante este periodo, el desarrollo cognitivo del niño recién comienza a formarse. En esta fase, el bebé aprende a través de sus sentidos. Cuanto más explora su entorno, mayor comprensión logra del mismo.
  2. Etapa preoperacional (2 a 7 años): esta etapa es clave para el desarrollo del lenguaje.
  3. Etapa operativa concreta (7 a 11 años): se desarrolla el uso de la lógica inductiva, que implica pasar de una experiencia específica a un principio general. Un ejemplo de lógica inductiva sería notar que cada vez que se está cerca de un gato, se experimenta picazón en los ojos, secreción nasal y garganta hinchada. A partir de esa experiencia, se podría concluir que se es alérgico a los gatos.
  4. Etapa operativa formal (12 años hasta la edad adulta): en esta etapa final del desarrollo cognitivo, los niños aprenden reglas de lógica más sofisticadas y las utilizan para comprender conceptos abstractos y resolver problemas. El niño puede analizar su entorno y hacer deducciones, creando teorías sobre lo que es posible y lo que podría suceder en el futuro, basándose en sus conocimientos existentes.

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