Vie. Oct 18th, 2024

LA BANCA ROJA Y SU LEYENDA

Tlapa de Comonfort, Guerrero.

Hace varias décadas existieron cuatro amigos entrañables nativos de Tlapa y desde que iniciaron su amistad tenían la costumbre de tener como punto de encuentro el zócalo del lugar, específicamente la entonces famosa “Banca roja” donde se reunían para salir a otros lados o simplemente sentarse y platicar, con el paso del tiempo al concluir los cuatro el grado máximo de educación que existía en el lugar en ese entonces, dos tuvieron que emigra r a la ciudad de México y los otros dos a distintas ciudades para continuar sus estudios, así que en cada periodo vacacional se volvían a reunir para contarse sus anécdotas, transcurrió el tiempo y por diversas razones cada vez se fueron haciendo menos frecuente sus reuniones, por lo que determinaron una fecha especial en las vacaciones decembrinas para reunirse sin falta por lo menos una vez al año, así pasó el tiempo y llegada la fecha se las ingeniaban para reunirse en el mismo lugar de su añorado Tlapa, hasta que cierto año solo llegaron tres de los cuatro amigos a la cita, uno de los dos que radicaban en la misma ciudad les comentó que el amigo faltante había hablado con el diciéndole que no podría asistir a su acostumbrada reunión anual ya que tenía un asunto muy importante esa fecha. Al siguiente año llego el día de la anhelada reunión y nuevamente solo asistieron tres de los cuatro amigos, solo que en esta ocasión sí acudió el que había faltado el año anterior, se encontraron con la alegría de volverse a ver como cada año y ya platicando uno de ellos le pregunto al amigo que no había acudido a la reunión pasada el motivo de su ausencia, su respuesta dejo impresionados a todos ya que con tristeza les platico que no había acudido por estar en el velorio del amigo que faltaba, a lo que los dos amigos que siempre habían estado presentes en todas las reuniones le contestaron que eso era imposible ya el amigo que no estaba si había acudido a la cita del año anterior e incluso les había dicho que el amigo esta vez presente no había ido por tener un compromiso importante, asombrados los tres concluyeron que el compromiso mencionado fue su propio velorio y que era tanta su amistad que el alma o espíritu del amigo muerto asistió con sus amigos a la cita en la banca roja para despedirse para siempre.

Fuente: Alejandro Morales Ibarra.

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